Capítulo 22: La Funcion - Page 10 of 10

Tu tierno palomillo,

CUSTODINING. »

—Qué bueno es el hombre! exclamó Tadeo enternecido.

—Y bien? dijo Sandoval, no veo nada malo, todo locontrario !

— Sí, contestó Makaraig con su sonrisa amarga ; resueltofavorablemente! Acabo de verme con el P. Irene !

—Y qué dice el P. Irene? preguntó Pecson.

— Lo mismo que don Custodio, y el pillo todavía se atrevióá felicitarme ! La comision que ha hecho suyo•el dictamen delponente, aprueba el pensamiento y felicita á los estudiantespor su patriotismo y deseo de aprender...

—Entonces?

— Solo que, considerando nuestras ocupaciones, y á fin, dice,de que no se malogre la idea, entiende que debe encargarse dela direccion y ejecucion del pensamiento una de las corpora-ciones religiosas, en el caso de que los dominicos no quieranincorporar la academia á la Universidad!

Exclamaciones de desengaño saludaron estas palabras :Isagani se levantó, pero no dijo nada.

— Y para que se vea que participamos en la direccion de laacademia, continuó Makaraig, se nos comete la cobranza de lascontribuciones y cuotas, con la obligacion de entregarlas des-pues al tesorero que designará la corporacion encargada, elcual tesorero nos librará recibos...

— Cabezas de barangay entonces! observó Tadeo.

— Sandoval, dijo Pecson, allí está el guante, á recogerlo!

—Puf! ese no es ningun guante, pero por el olor parece uncalcetin.

— Y lo más gracioso, continuó Makaraig, es que el P. Irenenos recomienda celebremos el hecho con un banquete ó unaserenata con antorchas, una manifestacion de los estudiantes enmasa dando gracias á todas las personas que en el asunto hanintervenido!

— Sí, despues del palo, que cantemos y demos gracias! Superfuntina Babylonis sedintus !

— Sí, un banquete como el de los presos! dijo Tadeo.

— Un banquete en que estemos todos de luto y pronun-ciemos discursos fúnebres, añadió Sandoval.

—Una serenata con la Marsellesa y marchas fúnebres, pro-puso Isagani.

—No, señores, dijo Pecson con su risa de calavera: paracelebrar el hecho no hay como un banquete en una pansiteríaservido por chinos sin camisa, pero sin camisa!

La idea por lo sarcástica y grotesca fúé aceptada; Sandovalfué el primero en aplaudirla; hacía tiempo quería ver elinterior de esos establecimientos que de noche parecen tanalegres y animados.

Y precisamente en el momento en que la orquesta tocabapara empezar el segundo acto, nuestros jóvenes se levantaronabandonando el teatro con escándalo de toda la sala.

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nagdaán sa bitháy