Capítulo 20: La Junta En El Tribunal - Page 7 of 8
Cuando se restableció el silencio, todos estaban ya conformes. Faltaba la decisión del gobernadorcillo. Este sudaba, se agitaba inquieto, se pasaba la mano por la frente y por fin pudo tartamudear con los ojos bajos:
- ¡Yo también estoy conforme... pero, ejem!.
Todo el tribunal escuchaba en silencio.
- ¿Pero? –preguntó Capitán Basilio.
- ¡Muy conforme! –repitió el gobernadorcillo-, es decir... no estoy conforme... digo sí, pero...
Y se frotó los ojos con el dorso de la mano.
- Pero el Cura –continuó el infeliz-, el Padre Cura quiere otra cosa.
- ¿Paga el Cura la fiesta o la pagamos nosotros?. ¿Ha dado un cuarto siquiera? –exclamó una voz penetrante.
Todos miraron hacia el sitio de donde partieron estas preguntas: allá estaba el filósofo Tasio. El teniente mayor estaba inmóvil con los ojos fijos mirando al gobernadorcillo.
- Y ¿qué quiere el Cura? –preguntó Capitán Basilio.
- Pues el Padre Cura quiere... seis procesiones, tres sermones, tres grandes misas... y si sobra dinero, comedia de Tondo y canto en los intermedios.
- ¡Pues nosotros no lo queremos! –dijeron los jóvenes y algunos viejos.
- ¡El Padre Cura lo quiere! –repitió el gobernadorcillo. Yo he prometido al Cura que se cumpliría su voluntad.
- Entonces, ¿por qué nos habéis convocado?.
- Precisamente... ¡para decíroslo!.