Capítulo 60: María Clara Se Casa

CAPITÁN TIAGO ESTÁ MUY CONTENTO. En toda esta terrible temporada nadie se ha ocupado de él: no le han preso, no le han sometido a incomunicaciones, interrogatorios, máquinas eléctricas, pediluvios continuos en habitaciones subterráneas, y otras picardías más, que conocen bien ciertos personajes que se llaman a sí mismos civilizados. Sus amigos, es decir, los que lo fueron (porque el hombre ya renegó de sus amigos filipinos, desde el instante en que fueron sospechosos para el Gobierno), han vuelto también a sus casas después de algunos días de vacaciones, en los edificios del Estado. El Capitán General mismo había ordenado que se los echase de sus posesiones, no juzgándolos bastante dignos para que pudiesen permanecer en ellos, con gran disgusto del manco, que quería celebrar las próximas Pascuas en su abundante y rica compañía.

Capitán Tinong volvió a su casa enfermo, pálido, hinchado –la excursión no le había probado bien- y tan cambiado que no dice una palabra, ni saluda a la familia, que llora, ríe habla y se vuelve loca de contento. El pobre hombre ya no sale de la casa por no correr el peligro de saludar a un filibustero. El mismo primo Primitivo, con toda la sabiduría de los antiguos, no le podía sacar de su mutismo.

- Crede, Prime [27] – le decía-: si no llego a quemar todos tus papeles, te aprietan el cuello; pero si quemaba toda la casa, no te tocaban ni el pelo. Pero quod eventum, eventum; Gratias agamus Domino Deo quia non in Marianis Insulis es, camotes seminando (Lo sucedido, sucedido. Demos gracias a Dios que no estás en las Islas Marianas sembrando camotes).

Historias parecidas a las de Capitán Tinong no las ignoraba Capitán Tiago. El hombre rebosaba en gratitud, sin saber a punto fijo a quién deber tan señalados favores. Tía Isabel atribuía el milagro a la Virgen del Carmen, y cuando menos, cuando menos, es lo menos que ella puede conocer, a Ntra. Sra. De la Correa: según ella el milagro no podía escapar de allí. Capitán Tiago no negaba el milagro, pero añadía:

- Lo creo, Isabel, pero no lo habrá hecho la Virgen de Antipolo sola; mis amigos habrán ayudado, mi futuro yerno, el Sr. Linares, que, ya sabes, embroma al mismo Señor Antonio Cánovas, [28] aquel cuyo retrato nos trae la Ilustración, aquel que no se digna enseñar a la gente más que media cara.

Y el buen hombre no podía reprimir una sonrisa de satisfacción cada vez que oía una importante noticia acerca de los acontecimientos. Y no había para menos. Se cuchicheaba por lo bajo que Ibarra sería ahorcado; que si bien faltaban muchas pruebas para condenarle, últimamente había aparecido una que confirmaba la actuación: que los peritos habían declarado que, en efecto, las obras de la escuela podían pasar por un baluarte, una fortificación, si bien algo defectuosa, como no se podía menos de esperar de los indios ignorantes. Estos rumores le tranquilizaban y le hacían sonreír.

De igual manera que Capitán Tiago y su prima divergían en sus opiniones, los amigos de la familia se dividían también en dos partidos: uno milagrero y el otro gubernamental, aunque éste último era insignificante. Los milagreros estaban subdivididos: el sacristán mayor de Binondo, la vendedora de velas y el jefe de una cofradía veían la mano de Dios, movida por la Virgen del Rosario; el chino cerero, su proveedor cuando va a Antipolo, decía abanicándose y agitando la pierna:

- ¡No siya osti gongong; Miligen le Antipulo esi!. Esi pueli más con tolo; no siya osti gongong (No sea V. tonto; es la Virgen de Antipolo! Esa puede más que todos; no sea V. tonto). [29]

[27] El primo Primitivo usa el vocativo latino de 'primus,' en acepción que no existe, es otro macarronismo más.

[28] Político conservador español, historiador y hombre de letras. Contribuyó con todo su talento político a la restauración de los Borbones después de la primera república y sirvió al país varias veces como primer ministro. Fué también artífice de la constitución conservadora y monárquica de 1876. Puede verse un buen resúmen biográfico de su vida en Cánovas (1828-1897).

[29] Como Rizal hiciera anteriormente con la latiniparla del primo Primitivo, ahora también se ve obligado a poner como nota la traducción de la jerga mal hilvanada del chino.

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waláng preno ang bibíg