Capítulo 7: Simoun - Page 7 of 7

—¡Y criar hijos pacíficos para irlos despues á someter alyugo, continuó Simoun remedando cruelmente la voz deBasilio. ¡Valiente porvenir les prepara usted, y le han de agra-decer una vida de humillaciones y sufrimientos! ¡Enhorabuena,joven! Cuando un cuerpo está inerte, inútil es galvanizarlo.Veinte años de esclavitud contínua, de humillacion sistemática,de postracion constante llegan á crear en el alma una jorobaque no lo ha de enderezar el trabajo de un día. Los sentimientos buenos 6 malos se heredan y se trasmiten de padres á hijos.Vivan pues sus ideas idílicas, vivan los sueños del esclavo quesolo pide un poco de estopa con que envólver la cadena paraque suene menos y no le ulcere la piel ! Usted aspira á unpequeño hogar con alguna comodidad; una mujer y un puñadode arroz: hé ahí el hombre ideal en Filipinas ! Bien; si se lodan, considérese afortunado.

Basilio, acostumbrado á obedecer y á sufrir los caprichos yel mal humor de Cpn. Tiago y subyugado por Simoun que sele aparecía terrible y siniestro destacándose de un fondoteñido en lágrimas y sangre, trataba de explicarse diciendo queno se consideraba con aptitudes para mezclarse en la política,que no tenía opinion alguna porque no había estudiado lacuestion pero que siempre estaba dispuesto á prestar sus ser-vicios el día en que se los exigiesen, que por el momento soloveía una necesidad, la ilustracion del pueblo etc., etc. Simounle cortó la palabra con un gesto y como pronto iba á amanecer,dijo :

—Joven, no le recomiendo á usted que guarde mi secretoporque sé que la discrecion es una de sus buenas cualidades,y aunque usted me quisiere vender, el joyero Simoun, elamigo de las autoridades y de las corporaciones religiosasmerecerá siempre más crédito que el estudiante Basilio sos-pechoso ya de filibusterismo por lo mismo que siendo indígenase señala y se distingue, y porque en la carrera que sigue seencontrará con poderosos rivales. Con todo aunque usted noha respondido á mis esperanzas, el día en que cambie de opinion,búsqueme en mi casa de la Escolta y le serviré de buenavoluntad.

Basilio dió brevemente las gracias y se alejó.

—¿Me habré equivocado de clave? murmuró Simoun alencontrarse solo; es que duda de mí 6 medita tan en secretoel plan de su venganza que teme confiarlo á la misma soledadde la noche? O será que los años de servidumbre han apagadoen su corazon todo sentimiento humano y solo quedan las ten-dencias animales de vivir y reproducirse? En este caso el moldeestaria deforme y hay que volverlo á fundir... La hecatombese impone pues; perezcan los ineptos y sobrevivan los másfuertes !

Y añadió lúgubremente como si se dirigiese á alguien:

— Tened paciencia, vosotros que me habeis legado unnombre y un hogar, tened paciencia! Uno y otro los he perdido,patria, porvenir, bienestar, vuestras mismas tumbas... perotened paciencia! Y tú, espíritu noble, alma grandiosa, cora-zon magnánimo que has vivido para un solo pensamiento y has sacrificado tu vida sin contar con la gratitud ni la admira-cion de nadie, ten paciencia, ten paciencia! Los medios de queme valgo no serán tal vez los tuyos, pero son los mas breves....El día se acerca y cuando brille iré yo mismo á anunciárosloá vosotros. ¡Tened paciencia!

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buláng-gugò