Capítulo 20: El Ponente - Page 5 of 5
Olvidóse por un momento de sus apuros y de las piruetas dePepay, para considerar que todo lo que se contenía en aquellasgradas había salido de su fecunda cabeza en momentos de inspi-racion! ¡Cuántas ideas originales, cuántos pensamientos sublimes,cuantos medios salvadores de la miseriá filipina! La inmortali-dad y la gratitud del país las tenía él seguras!
Como un viejo pisaverde que descubre mohoso paquete deepístolas amatorias, levantóse don Custodio y se acercó al estante.El primer cartapacio, grueso, hinchado, pletórico, llevaba portítulo « PROYECTOS en proyecto. »
— No! murmuró; hay cosas excelentes, pero se necesitaríaun año para releerlos.
El segundo, bastante voluminoso tambien, se titulaba « PRO-YECTOS en estudio. » — No, tampoco!
Luego venían los « PROYECTOS en maduracion... »PROYECTOSpresentados... » c PROYECTOS rechazados... »« PROYECTOS aprobados... » « PROYECTOS suspendidos... »Estos últimos cartapacios contenían poca cosa, pero el últimomenos todavía, el de lose PROYECTOS en ejecucion. »
Don Custodio arrugó la nariz, ¿qué tendrá? Ya se había olvidado de lo que podía haber dentro. Una hoja de papel amari-llento asomaba por entre las dos cubiertas, como si el cartapaciole sacase la lengua.
Sacólo del armario y lo abrió : era el famoso proyecto de laEscuela de Artes y Oficios.
—Qué diantre! exclamó; pero si se han encargado de ellalos Padres Agustinos...
De repente se dió una palmada en la frente, arqueó las cejas,una espresion de triunfo se pintó en su semblante
—¡Si tengo la solucion, c—! exclamó lanzando una palabrotaque no era el eureka pero que principia por donde este termina;mi dictamen está hecho.
Y repitiendo cinco ó seis veces su peculiar eureka que azotabael aire como alegres latigazos, radiante de júbilo se dirigió á sumesa y empezó á emborronar cuartillás.