Capítulo 61: La Caza En El Lago - Page 4 of 5

- ¡Allí pasé yo muchos días felices y alegres! –suspiró Elías-. En mi tiempo veníamos cada mes... entonces era yo como los otros: tenía fortuna, familia, soñaba y vislumbraba un porvenir. En esos días veía a mi hermana en el vecino colegio; me regalaba una labor de sus manos... la acompañaba una amiga, una bella joven. Todo ha pasado como un sueño.

Permanecieron silenciosos hasta llegar a Malapad-na-bató. [9] Los que de noche han surcado alguna vez el Pasig, en una de esas noches mágicas que Filipinas ofrece, cuando la luna derrama desde el límpido azul melancólica poesía; cuando las sombras ocultan la miseria de los hombres y el silencio apaga los mezquinos acentos de su voz: cuando sólo habla la Naturaleza, ésos comprenderán lo que meditaban ambos jóvenes.

En Malapad-na-bató, el carabinero tenia sueño y, viendo que la barca estaba vacía y no ofrecía botín alguno que coger según la tradicional costumbre de su cuerpo y uso de aquel puesto, dejoles pasar fácilmente.

El guardia civil de Pasig tampoco sospechaba nada y no fueron molestados.

Comenzaba a amanecer cuando llegaron al lago, manso y tranquilo como un gigantesco espejo. [10] La luna palidecía y el Oriente se teñía con rosadas tintas. A cierta distancia columbraron una masa gris que avanzaba poco a poco.

- La falúa viene –murmuraba Elías- acostaos y os cubriré con estos sacos. Las formas de la embarcación se hacían más claras y perceptibles.

- Se pone entre la orilla y nosotros- observa Elías inquieto.

Y varió poco a poco la dirección de su barca, remando hacia Binangonan. [11] A su gran estupor notó que la falúa cambiaba también de dirección, mientras una voz le gritaba.

Elías detúvose y reflexionó. La orilla estaba aún lejos y pronto estarían al alcance de los fusiles de la falúa. Pensó volver a Pasig; su barca era más veloz que aquella. Pero ¡fatalidad!, otra barca venía del Pasig, y se veían brillar los capacetes y bayonetas de los guardias civiles.

- ¡Estamos cogidos! –murmuró palideciendo.

Miróse sus robustos brazos y tomando la única resolución que quedaba, principió a remar con todas sus fuerzas hacia la Isla de Talim. Entretanto, se asomaba el sol.

La barca se deslizaba rápidamente; Elías vio sobre la falúa que viraba algunos hombres de pie haciéndoles señas.

[9] En tagalog, piedra ancha, roca lo suficientemenmte grande para acomodar al carabinero de guardia. Este editor no conoce un lugar en el río con esa toponimia que tendría que localizarse entre Santa Ana y el pueblo de Pasig. Posiblemente se haya removido la roca para facilitar la navegación de barcazas.

[10] Incluído el desvío por el río Beata a coger zacate para disimular, aquella noche los dos amigos subieron a remo río arriba como 25 km hasta desembocar en la Laguna de Bai. De ella salen varios canales que al fin desembocan y forman el río Pásig. El más caudaloso de ellos, por el que debemos suponer Rizal hizo navegar a los dos, es el río Napindán, hoy canalizado y equipado de compuertas para controlar el caudal de agua que ha de llevar el río a su paso por Manila y las inundaciones en los pueblos ribereños del lago.

[11] Binangonan es uno de los pueblos ribereños de la Laguna de Bai en su orilla oriental (ver mapa satélite.) El lago tiene forma de una mano con tres dedos, Ibarra y Elías salieron al lago al norte y un poco al oeste del primer dedo. La intención de Elías fué seguramente remar hacia el sur en la dirección de Calamba y el ficticio San Diego pero la falúa se puso entre ellos y la costa y al intentar volver al río notó otra barca del gobierno saliendo de él, de manera que Elías se vió forzado a virar al este intentando cruzar hacia la costa de Binangonan. Como veremos inmediatamente tampoco pudo continuar, lo que le forzó a otro cambio de direción virando esta vez hacia el sur paralelo a la costa en dirección a la isla de Talim, en el medio del lago y muy cerca de su costa este, y aunque no muy grande sí bastante escarpada. Sin embargo la barca, como veremos un poco más adelante, tampoco llegó alli.

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