Capítulo 46: La Gallera - Page 8 of 8
- Pero yo seré el depositario –dice el otro no confiando mucho en las trazas de Bruno.
- ¡Me es igual! –responde éste que confía en sus puños.
Y volviéndose a su hermano le dice:
- Si te quedas, yo me voy.
Társilo reflexionó: amaba a su hermano y el juego. No podía dejarlo solo y murmuró: -¡Sea!.
Acercáronse a Lucas: éste les vio venir y se sonrió.
- ¡Mamâ! [7] –dice Társilo.
- ¿Qué hay?.
- ¿Cuánto dais? –preguntan los dos.
- Ya lo he dicho: si os encargáis de buscar otros para sorprender el cuartel, os doy treinta pesos a cada uno y diez a cada compañero. Si todo sale bien, recibirá ciento cada uno y vosotros el doble: D. Crisóstomo es rico.
- ¡Aceptado! –exclamó Bruno-; venga el dinero.
- ¡Ya sabía yo que erais valientes como vuestro padre!. Venid, que no nos oigan esos que le mataron! –dijo Lucas señalando a los guardias civiles.
Y llevándolos a un rincón, les dice mientras les cuenta las monedas:
- Mañana llega D. Crisóstomo y trae armas; pasado mañana, a la noche, cerca de las ocho, id al cementerio y os diré sus últimas disposiciones. Tenéis tiempo de buscar compañeros.
Despidiéronse. Los dos hermanos parecían haber cambiado de papel: Társilo estaba tranquilo, Bruno pálido.
[7] Mama en tagalog equivale a nuestro 'Señor' usado para llamar con respeto a un extraño.