Capítulo 25: En Casa Del Filósofo - Page 2 of 6

- Porque no escribo para esta generación, escribo para otras edades. Si esta me pudiera leer, quemaría mis libros, el trabajo de toda mi vida; en cambio, la generación que descifre estos caracteres será una generación instruida, me comprenderá y dirá: “¡No todos dormían en la noche de nuestros abuelos!”. El misterio o estos curiosos caracteres salvarán mi obra de la ignorancia de los hombres, como el misterio y los extraños ritos han salvado a muchas verdades de las destructoras clases sacerdotales.

- Y ¿en qué idioma escribe Ud.? –preguntó Ibarra después de una pausa.

- En el nuestro, en el tagalo.

- Y ¿sirven los signos jeroglíficos?.

- Si no fuera por la dificultad del dibujo, que exige tiempo y paciencia, casi le diría que sirven mejor que el alfabeto latino. El antiguo egipcio tenía nuestras vocales; nuestra o, que sólo es final y que no es como la española, sino una vocal intermedia entre o y u; como nosotros, el egipcio tampoco tenía verdadero sonido de e; se encuentran en él nuestro ha y nuestro kha, que no tenemos en el alfabeto latino tal como lo usamos en español. Por ejemplo: en esta palabra mukhâ –añadió señalando en el libro- transcribo la sílaba ha más propiamente con esta figura de pez que con la h latina, que en Europa se denomina de diferentes maneras. Para otra aspiración menos fuere, por ejemplo, en esta palabra hain, en donde la h tiene menos fuerza, me valgo de este busto de león o de estas tres flores de loto según la cantidad de la vocal. Aún más, tengo el sonido de la nasal que tampoco existe en el alfabeto latino españolizado. Repito, que si no fuera por la dificultad del dibujo, que hay que hacerlo perfecto, casi se podrían adoptar los jeroglíficos, pero esta misma dificultad me obliga a ser conciso y a no decir más que lo justo y necesario; este trabajo además me hace compañía, cuando mis huéspedes de la China y del Japón se marchan.

- ¿Cómo?.

- ¿No les oye Ud.?. Mis huéspedes son las golondrinas; este año falta una; algún mal muchacho chino o japonés debe haberla cogido.

- ¿Cómo sabe Ud. que vienen de esos países?.

- Sencillamente: hace algunos años, antes de partir, les ataba al pie un papelito con el nombre de Filipinas en inglés, suponiendo que no debían ir muy lejos, y porque el inglés se habla en casi todas estas regiones. Durante años mi papelito no obtuvo contestación, hasta que últimamente lo hice escribir en chino, y he aquí que el noviembre siguiente vuelven con otros papelitos que hice descifrar: el uno estaba escrito en chino y era un saludo desde las orillas del Hoang-ho, y el otro, supone el chino a quien consulté, debe ser japonés. Pero le estoy entreteniendo con estas cosas y no le pregunto en que puedo serle útil.

- Venía a hablarle de un asunto de importancia –contestó el joven-: ayer tarde...

- ¿Han prendido a ese desgraciado? –interrumpió el viejo lleno de interés.

- ¿Habla Ud. de Elías?. ¿Cómo lo ha sabido Ud.?.

- He visto a la Musa de la Guardia Civil.

- ¡La Musa de Guardia Civil!. Y ¿quién es esa Musa?.

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inagaw ang buhay