Capítulo 18: Almas En Pena - Page 2 of 5

- Y ¿qué hacéis de ellas, maestro? –preguntan cuatro o cinco voces a la vez.

- ¡Psh! –contestó el hombre haciendo una mueca de soberano desprecio-; ¡Las tiro por aquí y por allá!.

- ¡Pues en eso sí que no os puedo alabar, maestro! –protestó Rufa-. ¡Iréis al Purgatorio por malgastar indulgencias!. Ya sabéis que por cada palabra inútil se padecen cuarenta días de fuego, según el cura; por cada palmo de hilo, sesenta; por cada gota de agua, veinte. ¡Vais al Purgatorio!.

- ¡Ya sabré yo salir de él –contesta Hermano Pedro con una confianza sublime-. ¡He sacado tantas almas del fuego!. ¡He hecho tantos santos!. Y además, in articulo mortis puedo ganarme todavía, si quiero, lo menos siete plenarias y podré salvar a otro, muriendo!.

Y dicho esto se alejó orgullosamente.

- Sin embargo, debíais hacer lo que yo, que no pierdo un día y tengo bien mis cuentas. ¡No quiero engañar ni que me engañen!

- ¿Qué hacéis pues? –preguntó la Juana.

- Pues debéis imitar lo que hago. Por ejemplo, suponed que gano un año de indulgencias; lo apunto en mi cuaderno y digo: Bienaventurado Padre Señor Santo Domingo, haced el favor de ver si en el Purgatorio hay alguno que precisamente necesite un año, ni un día más ni un día menos, juego cara y cruz; si sale cara, no; si sale cruz, sí. Pues supongamos que sale cruz, entonces escribo = cobrado; ¿sale cara? entonces retengo la indulgencia y de este modo hago grupitos de cien años que tengo bien apuntados. Lástima que con ellas no se puede hacer lo que con el dinero: darlas a interés; se podría salvar más almas. Creedme, haced lo que yo.

- ¡Pues, yo hago otra cosa mejor! –contestó Hermana Sipa.

- ¿Qué?. ¿Mejor? –pregunta sorprendida la Rufa-. ¡No puede ser!. ¡Lo que hago es inmejorable!.

- ¡Oíd un momento y os convenceréis, Hermana! –contesta la vieja Sipa en tono desabrido.

- ¡A ver, a ver!. ¡Oigamos! –dijeron las otras.

Después de una tos ceremoniosa habló la vieja de esta manera:

- Vosotras sabéis muy bien que rezando el Bendita-sea-tu-Pureza y el Señor-mío-Jesucristo-Padre-dulcísimo-por-el-gozo, se ganan diez años por cada letra...

- ¡Veinte!. ¡No, menos!.¡Cinco! –dijeron varias voces.

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ináalon ang dibdib