Mi Retiro
por José Rizal y Alonso
(Original text in Spanish)
Cabe anchurosa playa de fina y suave arena
y al pie de una montaña cubierta de verdor
planté mi choza humilde bajo arboleda amena,
buscando de los bosques en la quietud serena
reposo a mi cerebro, silencio a mi dolor.
Su techo es frágil su suelo débil cana,
sus vigas y columnas maderas sin labrar;
nada vale, por cierto, mi rústica cabaña;
mas duerme en el regazo de la eterna montaña,
y la canta y la arrulla noche y día el mar.
Un afluente arroyuelo, que de la selva umbria
desciende entre peñascos, la baña con amor,
y un chorro le regala por tosca cañería
que en la cálida noche es canto y melodía
y néctar cristalino del día en el calor.
Si el cielo esta sereno, mansa corre la fuente,
Su cítara invisible tañendo sin cesar;
pero vienen las lluvias, e impetuoso torrente
peñas y abismos salta, ronco, espumante, hirviente,
y se arroja rugiendo frenético hacia el mar.
Del perro los ladridos, de las aves trino
del kalao la voz ronca solas se oyen alli,
no hay hombre vanidoso ni importuno vecino
que se imponga a mi mente, ni estorbo mi camino;
solo tengo las selvas y el mar cerca de mí.
¡El mar, el mar es todo! su masa soberana
los átomos me trae de mundos que lejos son;
me alienta su sonrisa de límpida mañana,
y cuando por la tarde mi fe resulta vana
encuentra en sus tristezas un eco el corazón.