Capítulo 51: Cambios - Page 2 of 3

- Ese joven me va pareciendo muy simpático –continúa el cura-; al principio le juzgué mal... es un poco vivo de genio, pero después sabe tan bien arreglar sus faltas que no se le puede guardar rencor. Si no fuera por el P. Dámaso... -y el cura dirigió una rápida mirada a María Clara, que escuchaba pero sin apartar los ojos del papel de música, a pesar de los pellizcos disimulados de Sinang, que así expresaba su alegría; a estar a solas habría bailado.

- ¿El P. Dámaso...? –preguntó Linares.

- Sí, el P. Dámaso ha dicho –continuó el cura sin separar su vista de María Clara- que como... padrino de bautismo, no podía él permitir... pero en fin, yo creo que si el Sr. Ibarra le pide perdón, lo que no dudo, todo se arreglará.

María Clara se levantó, dio una excusa y se retiró a su cuarto, acompañada de Victoria.

- Y ¿si el P. Dámaso no le perdona? –pregunta a voz baja Capitán Tiago.

- Entonces... María Clara verá... el P. Dámaso es su padre... espiritual; pero yo creo que se entenderán.

En aquel instante oyéronse pasos y apareció Ibarra, seguido de la tía Isabel: su presencia produjo una impresión muy variada. Saludó con afabilidad a Capitán Tiago, que no supo si sonreír o llorar, a Linares con una profunda inclinación de cabeza. Fr. Salví se levantó y le tendió tan afectuosamente la mano que Ibarra no pudo contener una mirada de sorpresa.

- No lo extrañe Ud. –dice el P. Salví-; ahora mismo le alababa a Ud.

Ibarra dio las gracias y se acercó a Sinang.

- ¿Dónde has estado todo el día? –preguntó ésta con su charla juvenil-; nos preguntábamos y decíamos: ¿Adónde habrá ido esa alma redimida del Purgatorio?. Y cada una de nosotras decía una cosa.

- Y ¿se puede decir qué decíais?.

- No, eso es un secreto, pero ya te lo diré a solas. Ahora dinos dónde has estado, para ver quién ha podido adivinar.

- No, eso es también un secreto, pero yo te lo diré a solas, si los señores lo permiten.

- ¡Ya lo creo, ya lo creo!. ¡No faltaba más! –dijo el P. Salví.

Sinang llevó a Crisóstomo a un extremo de la sala: ella estaba muy alegre con la idea de saber un secreto.

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