Capítulo 31: El Sermón - Page 3 of 5

Ibarra se puso inquieto; miró en derredor suyo buscando algún rincón, pero toda la iglesia estaba llena. Nada oía ni veía María Clara, que analizaba el cuadro de las benditas ánimas del Purgatorio, almas en forma de hombres y mujeres en cueros con mitras, capelo o tocas, asándose en el fuego y agarrándose al cordón de S. Francisco, que no se rompía a pesar de tanto peso.

El espíritu santo fraile, con aquella improvisación perdió el hilo del sermón y saltó tres largos párrafos, apuntando mal al P. Dámaso que descansaba jadeante de su apóstrofe.

“¿Quién de vosotros, pecadores que me escucháis, lamería las llagas de un pobre y andrajoso mendigo?. ¿Quién?. ¡Que responda y levante la mano!. ¡Ninguno!. Ya lo sabía yo: sólo un santo como Diego de Alcalá puede hacerlo; el lamió toda la podredumbre diciendo a un asombrado hermano: ¡Así se cura a este enfermo!. ¡Oh caridad cristiana!. ¡Oh piedad sin ejemplo!. ¡Oh virtud de virtudes!. ¡Oh dechado inimitable!. ¡Oh talismán sin mancha!...”

Y siguió con una larga lista de exclamaciones, poniendo los brazos en cruz, subiéndolos y bajándolos como si quisiese volar o espantar a los pájaros.

“¡Antes de morir habló en latín sin saber latín!. ¡Pasmaos, pecadores!. ¡Vosotros, a pesar de que los estudiáis y os dan por ello azotes, no hablaréis latín, moriréis sin hablarlo!. ¡Hablar latín es una gracia de Dios, por eso la Iglesia habla latín!. ¿Cómo?. ¿Dios iba a negar este consuelo a su querido Diego?. ¿Podía morir, podía dejarle morir sin hablar latín?. ¡Imposible!. ¡Dios no sería justo, no sería Dios!. ¡Habló pues latín y de ello dan testimonio los autores de aquella época!”. Y terminó su exordio con el trozo que más trabajo le costara y que plagiara de un gran escritor, el Sr. Sinibaldo de Mas. [5]

“¡Yo te saludo pues, esclarecido Diego, honra de nuestra corporación!. Tú eres dechado de virtudes, modesto con honra; humilde con nobleza; sumiso con entereza; sobrio con ambición; enemigo con lealtad; compasivo con perdón; religioso con escrúpulo; creyente con devoción; crédulo con calidez; casto con amor; callado con secreto; sufrido con paciencia; valiente con temor; continente con voluntad; atrevido con resolución; obediente con sujeción; vergonzoso con pundonor; cuidadoso en tus intereses con desprendimiento; diestro con capacidad; ceremonioso con urbanidad; astuto con sagacidad; misericordioso con piedad; recatado con vergüenza; vengativo con valor; pobre por laboriosidad con conformidad; pródigo con economía; activo con negligencia; económico con liberalidad; inocente con penetración; reformador con consecuencia; indiferente con ansia de aprender: ¡Dios te crió para sentir los delirios del amor platónico...!. ¡Ayúdame a cantar tus grandezas y tu nombre más altos que las estrellas y más claro que el sol mismo que gira a tus pies!. ¡Ayúdame, vosotros, pedid a Dios la inspiración suficiente rezando el avemaría!”.

Todos se arrodillaron levantando un murmullo como el zumbido de mil moscardones. El Alcalde dobló trabajosamente una rodilla, moviendo la cabeza disgustado; el alférez estaba pálido y contrito.

- ¡Al diablo con el cura! –murmuró uno de los dos jóvenes que venían de Manila.

- ¡Silencio! –contesta el otro-, que nos oye su mujer...

Entretanto el P. Dámaso, en vez de rezar el avemaría, reñía a su espíritu santo por haber saltado tres de los mejores párrafos, tomaba dos merengues y un vaso de Málaga, seguro de encontrar en ellos mayor inspiración que en todos los espíritus santos, ya sean de madera en figura de paloma, ya de carne bajo la forma de un distraído fraile. Iba a empezar con el sermón tagalo.

La vieja devota da otro cogotazo a su nieta, quien despierta malhumorada y pregunta:

- ¿Es hora ya de llorar?.

- ¡Aún no, pero no te duermas, condenada! –contestó la buena abuela.

[5] Sinibaldo de Mas fue un notable viajero, diplomático y políglota, con experiencia extensa en Oriente Medio, pasó por Filipinas y fué nombrado embajador a China. A tiempo del nacimiento de Rizal redactó una memoria sobre las condiciones en Filipinas (dos partes) con recomendaciones (tercera parte) de lo que sería necesario hacer dependiendo de qué política a seguir: retener Filipinas como colonia o emanciparla. En la más clásica línea de Maquiavelo, su exposición está libre de sentimentalismos, sin decantarse por recomendar una política en particular. Aunque al fin dice que si él como español y a título personal tuviera que elegir, optaría por la emancipación, y entre otros avanza un argumento de puro liberalismo: si los españoles quieren para sí independencia y libertad por qué hemos de querer otra cosa para Filipinas? Posiblemente Rizal no tuvo ocasión de conocer la tercera parte de la memoria de Mas porque era secreta y sólo para los ojos de la administración española, pero pudo conocer las dos primeras partes, llegando a considerar a Mas como 'gran escritor.'

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