Capítulo 8: Buenas Pascuas! - Page 2 of 2

Pero cuando volvió el rostro para mirar una vez más hácia sucasa, la casa donde se habían evaporado sus últimos ensueñosde niña y se dibujaron sus primeras ilusiones de joven ;cuando la vió triste, solitaria, abandonada, con las ventanas ámedio cerrar, vacías y oscuras como los ojos de un muerto;cuando oyó el debil ruido de los cañaverales y los vió balan-cearse al impulso del fresco viento de la mañana comodiciéndole « adios », entonces su vivacidad se disipó, detú-vose, sus ojos se llenaron de lágrimas y dejándose caer sentadasobre un tronco que había caido junto al camino, lloró descon-soladamente.

Hacía horas que dulise habia ido y el sol estaba y d. oastantealto. Tandang Selo desde la ventana miraba á la gente que entraje de fiesta se dirigía al pueblo para oir la misa mayor.Casi todos llevaban de la mano, ó cargaban en brazos unniño, una niña, ataviados como para una fiesta.

El día de la Pascua en Filipinas es, segun las personasmayores, de fiesta para los niños; los niños acaso no sean dela misma opinion y se puede presumir que le tienen unmiedo instintivo. Con efecto: se les despierta temprano, se leslava, se les viste y pone encima todo lo nuevo, caro y precioso que tienen, botines de seda, enormes sombreros, trajes delana, de seda ó de terciopelo sin dejar cuatro 6 cinco escapula-rios pequeños que llevan el evangelio de S. Juan, y así carga-dos los llevan á la misa mayor que dura casi una hora, se lesobliga á sufrir el calor y el vaho de tanta gente apiñada ysudorosa, y si no les hacen rezar el rosario tienen queestar quietos, aburrirse 6 dormir. A cada movimiento travesura que pueda ensuciar el traje, un pellizco, una repri-menda; así es que ni rien ni estan alegres y se lee en losredondos ojos la nostalgia por la vieja camisola de todos losdías y la protesta contra tanto bordado. Despues se leslleva de casa en casa á visitar á los parientes para el besama-nos; allí tienen que bailar, cantar y decir todas las gracias quesepan, tengan 6 no humor, esten ó no incómodos en susatavíos, con los pelizcos y las reprensiones de siempre cuandohacen alguna de las suyas. Los parientes les dan cuartos querecogen los padres y de los que regularmente no vuelven átener noticia. Lo único positivo que suelen sacar de la fiestason las señales de los pellizcos ya dichos, las incomodidades yá lo mejor una indigestion por un atracon de dulces ó bizco-chos en casa de los buenos parientes. Pero tal es la costumbrey los niños filipinos entran en el mundo por estas pruebasque después de todo resultan ser las menos tristes, las menosduras en la vida de aquellos individuos...

Las personas de edad que viven independientes participanalgo en esta fiesta. Visitan á sus padres y tios, doblan unarodilla y desean las buenas pascuas: su aguinaldo consiste enun dulce, una fruta, un vaso de agua ó un regalito cualquierainsignificante.

Tandang Selo veía pasar á todos sus amigos y pensabatristemente en que aquel año no tenía aguinaldo para nadie yque su nieta se había ido sin el suyo, sin desearle las felicespascuas. Era delicadeza en Juli ó puramente un olvido?

Cuando Tandang Selo quiso saludar á los parientes quevenian á visitarle trayéndole sus 'niños, con no poca sorpresasuya encontró que no podía articular una palabra : en vanose esforzó, ningun sonido pudo modular. Llevábase las manosa la garganta, sacudía la cabeza, imposible! trató de reir y suslabios se agitaron convulsivamente: un ruido opaco como elsoplo de un fuelle era lo mas que pudo producir, Miráronselas mujeres espantadas.

— ¡Está mudo, está mudo! gritaron llenas de consterna-cion, armando immediatamente un regular alboroto.

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