Capítulo 32: Efectos De Los Pasquines - Page 3 of 3

La cuaresma pasó con su semana santa, con su cortejo de pro-cesiones y ceremonias, sin más novedad que un misterioso motinde los artilleros, cuya causa jamás se llegó á divulgar. Se derri-baron las casas de materiales ligeros, mediante el concurso de unctterpo de caballería para cargar sobre los dueños en el caso deque se sublevasen : hubo muchos llantos y muchas lamentacio-nes pero la cosa no pasó de allí. Los curiosos, entre ellos Simoun,fudon á ver á los que se quedaban sin hogar, paseándose indife-rentes y se dijeron que en adelante podían dormir tranquilos.

A fines de Abril, olvidados ya todos los temores, Manila solose ocupaba de un acontecimiento. Era la fiesta que don TimoteoPelaez iba á dar en las bodas de su hijo, de quien el General,gracioso y condescendiente, se prestaba á ser el padrino.Decíase que Simoun había arreglado el asunto. El casamientose celebraría dos días antes de la marcha de su Excelencia;ésta honraría la casa y haría un regalo al novio. Susurrábaseque el joyero derramaría cascadas de brillantes, arrojaría ápuñados perlas, en obsequio al hijo de su asociado y que, nopudiendo dar ninguna fiesta en su casa por no tener unapropia y por ser solteron, aprovecharía la ocasion para sor-prender al pueblo filipino con una sentida despedida. TodaManila se preparaba para ser invitada : nunca la inquietud seapoderó con más vigor de los ánimos corno ante el pensamientode no ser de los convidados. Se disputaban la buena amistadde Simoun, y muchos maridos, obligados por sus esposas, com-praron barras de hierro y piezas de zinc para hacerse amigosde don Timoteo Pelaez.

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