Capítulo 26: Pasquinadas - Page 6 of 6
Basilio se mordió los labios.
—Usted nos ahorra un viaje, añadió el cabo, poniéndole lamano sobre el hombro; ¡dése usted preso! —
¿Cómo, yo tambien?
Makaraig soltó una carcajada.
—No se apure usted, amigo; vamos en coche, y así le con-taré la cena de anoche.
Y con un gesto muy gracioso, como si estuviese en su casa,invitó al ausiliante y al cabo á que subiesen en el coche que lesesperaba en la puerta.
—¡Al Gobierno Civil ! dijo al cochero.
Basilio que ya se había recobrado, contaba á Makaraig elobjeto de su visita. El rico estudiante no le dejó terminar y leestrechó la mano.
— Cuente usted conmigo, cuente usted conmigo y á la fiestade nuestra investidura convidaremos á estos señores, dijo seña-lando al cabo y al alguacil.