Capítulo 13: La Clase De Fisica - Page 8 of 8

La clase estaba aterrada : semejante acto de dignidad no seveía casi nunca : ¿quién se iba á figurar que Plácido Peni-tente...? El catedrático, sorprendido, se mordió los labios y levió alejarse moviendo la cabeza algo amenazador. Con voztemblorosa empezó entonces el sermon sobre el mismo temade siempre, aunque con más energía y más elocuencia pro-nunciado. Versaba sobre el naciente orgullo, la innata ingra-titud, la presuncion, el poco respeto á los superiores, lasoberbia que el espíritu de las tinieblas infundía en los jóvenes,la poca educacion, la falta de cortesanía etc. etc. De allí pasóá echar pullas y sarcasmos sobre la pretension que teníanalgunos sopladillos de enseñar á sus maestros levantando unaacademia para la enseñanza del castellano.

—¡Ja, ja! decia ; esos que antes de ayer apenas sabíandecir si, Padre, no, Padre, quieren ahora saber más que los quehan encanecido enseñando ? El que quiere aprender, aprende,con academias ó sin ellas! Seguramente ése, ése que acaba desalir es uno de los del proyecto! ¡Bueno está el castellano consemejantes partidarios ! ¿De dónde habeis de sacar el tiempopara frecuentar la academia si apenas teneis lo bastante paracumplir con los deberes de la clase? Nosotros quisiéramos quesepais todos el español y que lo pronuncieis bien para que no nos rompais los tímpanos con vuestros giros y vuestras pés,pero primero la obligacion y despues la devocion ; cumplidantes con vuestros estudios y aprended despues el castellanoy meteos á escribidores si os da la gana...

Y así siguió hablando y hablando hasta que tocó la cam-pana y se terminó la clase, y los doscientos treinta y cuatroalumnos, despues de rezar, salieron tan ignorantes comocuando entraron, pero respirando como si se hubiesen quitadoun inmenso peso de encima. Cada joven había perdido unahora más en su vida, y con ella una parte de su dignidad y dela consideracion á sí mismo y en cambio ganaba terreno eldesaliento, el desamor al estudio y el resentimiento en loscorazones. ¡Despues de esto pedirles ciencia, dignidad, gratitud !

De nobis, posttristis sententia fertur !

Y como los doscientos treinta y cuatro, pasaron sus horasde clase los miles y miles de alumnos que les precedieron, y,si las cosas no se arreglan, pasarán todavía los que han devenir y se embrutecerán, y la dignidad herida y el entusiasmode la juventud viciado se convertirán en odio y en pereza,como las olas que, volviéndose fangosas en cierta parte de laplaya, se suceden unas á otras dejando cada vez mayor sedi-mento de basura. Empero, Aquel que vé desde la eternidadlas consecuencias de un acto desenvolverse como un hilo enel trascurso de los siglos, Aquel que pesa el valor de un segundoy ha impuesto para sus criaturas como primera ley el pro-greso y la perfeccion, Aquel, si es justo, pedirá estrecha cuentaá quien debiere rendirla, de los millones de inteligencias oscu-recidas y cegadas, de la dignidad humana rebajada en millonesde criaturas y del incontable número de tiempo perdido y tra-bajo malogrado! Y si las doctrinas del Evangelio tienen sufondo de verdad, tendrán tambieii que responder los millones ymillones que no supieron guardar la luz de su inteligenciay la dignidad de su espíritu, como el señor pide cuenta al siervode los talentos que se dejó cobardemente robar !

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harì ng gandá