Capítulo 13: La Clase De Fisica - Page 2 of 8

Se sonreía con malicia ante ciertas teorías físicas y tenía porvisionario cuando no por loco al jesuita Secchi imputándoleel trazar triangulaciones sobre la hostia como efecto de susmanías astronómicas, por cuya causa, decía, le prohibierondecir misa; muchos notaron tambien en él cierta inquina contrala ciencia que explicaba, pero tales lunares son pequeñeces,preocupaciones de escuela y religion y se explican facilmenteno solo porque las ciencias físicas sean eminentemente prác-ticas, de pura observacion y deduccion mientras su fuerte estabaen las filosóficas, puramente especulativas, de abstraccíon éinduccion, sino tambien porqueá fuer de buen dominico, amantede las glorias de su orden, no podía sentir cariño por una cienciaen que ninguno de sus hermanos había sobresalido — era élel primero en no creer en la Química de Sto Tomás! — y enque tantas glorias habían conquistado órdenes enemigas,digamos sus rivales.

Este era el profesor que aquella mañana, leida la lista,mandaba decir la leccion de memoria, al píé de la letra, ámuchos de los alumnos. Los fonógrafos funcionaban, unos bienotros mal, otros tartamudeaban, se apuntaban. El que la decíasin falta se ganaba una raya buena, y una mala el que cometíamás de tres equivocaciones.

Un chico gordo, con cara de sueño y cabellos tiesos y duroscomo barbas de un cepillo, bostezaba hasta dislocarse la man-díbula y se desperezaba estendiendo los brazos, lo mismo comosi estuviese en su cama. Vióle el catedrático y quiso asustarle.

—¡Oy! tú, dormilon, abá! cosa? Perezoso tambien, segurotu no sabe la leccion, ja?

El P. Millon no solo tuteaba á todos los estudiantes comobuen fraile, sino les hablaba ademas en lengua de tienda,práctica que aprendió del catedrático de Cánones. Si el Reve-rendo quería con ello rebajar á los alumnos 6 á los sagradosdecretos de los concilios es cuestion no resuelta todavía apesarde lo mucho que sobre ello se ha discutido.

La interpelacion, en vez de indignar á la clase, hízole graciay muchos se rieron : era una cosa de todos los días. Sin embargoel dormilon no se rió; levant6se de un salto, se restregó los ojos,y como si una máquina de vapor hiciese girar el fonógrafo,empezó á recitar :

—Se da el nombre de espejo á toda superficie pulimentada, destinada á producir por la reflexion de la luz lasimágenes de los objetos situados delante de dicha superficiepor las sustancias que forman estas superficies se dividen enespejos metálicos y espejos de cristal...

—¡Pára, pára, pára! interrumpió el catedrático; Jesus, quématraca!.. Estamos en que los espejos se dividen en metálicosy de cristal, ja? Y si yo te presentase una madera, el kamagonpor ejemplo, bien pulimentada y barnizada, ó un pedazo demarmol negro bien bruñido, una capa de azabache que reflejaselas imágines de los objetos colocados delante, como clasificaríastú esos espejos?

El preguntado, ya porque no supiese qué responder ó noentendiese la pregunta, intentó salir del paso demostrandoque sabía la leccion y continuó como un torrente :

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