Capítulo 5: La Nochebuena De Un Cochero
Basilio llegó á San Diego en el momento en que la procession de la Nochebuena recorría las calles. Se había retrasado en su camino perdiendo muchas horas porque el cochero que había olvidado su cédula, fué detenido por la Guardia Civil 2, sacudido con algunos culatazos y llevado despues al cuartel delante del comandante.
Ahora la carromata 3 se detenía otra vez para dejar pasar la procesion, y el cochero apaleado se descubría reverentemente y rezaba un padrenuestro ante la primera imágen en andas que venía y que parecía ser un gran santo. Representaba un anciano de larguísima barba, sentado al borde de una fosa, debajo de un arbol lleno de toda clase de pájaros disecados. Un kalan4 con una olla, un almirez y un kalíkut para triturar el buyo eran sus únicos muebles como para indicar que el viejo vivía al borde mismo del sepulcro y allí cocinaba. Aquel era Matusalem en la iconografía religiosa de Filipinas : su colega y quizás contemporáneo se llama en Europa Noél y era más risueño y más alegre.
— En tiempo de los santos, pensaba el cochero, de seguro que no había Guardias civiles, porque con los culatazos no se puede vivir mucho.
Despues del gran anciano, venían los tres Reyes Magos en caballitos que se encabritaban, particularmente el del rey negro Melchor que parecía iba á atropellar á los de sus compañeros.
—No, no debía haber guardias civiles, concluía el cochero envidiando en su interior tan felices tiempos; porque sino ese negro que se permite tales juegos al lado de esos dos españoles (Gaspar y Baltasar) ya habría ido á la carcel.
Y como observase que el negro llevaba corona y era rey como los otros dos españoles, pensó naturalmente en el rey de los indios y suspiró.
—¿Sabeis, señor, preguntó respetuosamente á Basilio, si el pié derecho está suelto ya ?
Basilio se hizo repetir la pregunta :
—Pié derecho de quién?
—Del rey! contestó el cochero en voz baja, con mucho misterio.
— Qué rey ?
—Nuestro rey, el rey de los indios...
Basilio se sonrió y se encogió de hombros.