Capítulo 2: Bajo-Cubierta - Page 4 of 6
—Y dígale, añadió Isagani, sin hacer caso de los codazos de su amigo, que el agua es muy dulce y se deja beber, pero ahoga al vino y á la cerveza y mata al fuego; que calentada es vapor, que irritada es océano y que una vez destruyó á la humanidad é hizo temblar al mundo en sus cimientos !
Simoun levantó la cabeza y aunque su mirada no se podia leer oculta por sus gafas azules, en el resto de su semblante se podía ver que estaba sorprendido.
—¡Bonita réplica! dijo; pero témome que se guasee y me pregunte cuándo se convertirá el agua en vapor y cuándo en océano. El P. Camorra es algo incrédulo y muy zumbon !
—Cuando el fuego lo caliente, cuando los pequeños ríos que ahora se encuentran diseminados en sus abruptas cuencas, empujados por la fatalidad se reunan en el abismo que los hombres van cavando, contestó Isagani.
— No, señor Simoun, añadió Basilio tomando un tono de broma. Repítale usted más bien estos versos del mismo amigo Isagani :
Agua somos, decís, vosotros fuego;
Como lo querais, sea!
¡ Vivamos en sosiego
Y el incendio jamás luchar nos vea!
Sino que unidos por la ciencia sabia
De las calderas en el seno ardiente,
Sin cóleras, sin rabia,
Formemos el vapor, quinto elemento,
Progreso, vida, luz y movimiento!
— Utopía, utopía! contestó secamente Simoun; la máquina está por encontrarse... en el entretanto tomo mi cerveza.
Y sin despedirse dejó á los dos amigos.
—Pero ¿qué tienes tú hoy que estás batallador ? preguntó Basilio.
—Nada, no lo sé, pero ese hombre me da horror, miedo casi.