Capítulo 1: Sobre-Cubierta - Page 6 of 7

— Es que ese señor, como es americano, se cree sin duda que estamos tratando con los Pieles Rojas... Hablar de esos asuntos en un vapor! Obligar, forzar á la gente!... Y es ése el que aconsejó la espedicion á Carolinas, la campaña de Mindanaw que nos va á arruinar infamemente... Y es él quien se ha ofrecido á intervenir en la construccion del crucero, y digo yo ¿qué entiende un joyero, por rico é ilustrado que fuese, de construcciones navales?

Todo esto se lo decía en voz gutural don Custodio á su vecino Ben Zayb gesticulando, encogiéndose de hombros, consultando de tiempo en tiempo con la mirada á los demas que hacían movimientos ambiguos de cabeza. El canónigo Irene se permitía una sonrisa bastante equívoca que medio ocultaba con la mano al acariciar su nariz.

—Le digo á usted, Ben Zayb, continuaba don Custodio sacudiéndole al escritor del brazo; todo el mal aquí está en queno se consulta á las personas que tienen larga residencia. Un proyecto con grandes palabras y sobre todo con un gran presupuesto, con un presupuesto en cantidades redondas, alucina y se acepta en seguida,— por esto!

Don Custodio frotaba la yema del dedo pulgar contra las del índice y del medio.

—Algo de eso hay, algo de eso, creyó deber contestar Ben Zayb que, en su calidad de periodista, tenía que estar enterado de todo.

— Mire usted, antes que las obras del Puerto, he presentado yo un proyecto, original, sencillo, útil, económico y factible para limpiar la barra de la Laguna y no se ha aceptado porque no daba de esto !

Y repitió el mismo gesto de los dedos, se encojió de hombros, miró á todos como diciéndoles : ¿Ustedes han visto semejante desgracia?

—Y ¿se puede saber en qué consistía? — Y...? — ¡Hola! exclamaron unos y otros acercándose y aprestándose á escuchar. Los proyectos de don Custodio eran famosos como los específicos de los curanderos.

Don Custodio estuvo á punto de no decirles en que consistía, resentido por no haber encontrado partidarios cuando sus diatribas contra Simoun. «Cuando no hay peligro quereis que hable, eh? y cuando lo hay os callais?» iba á decir, pero era perder una buena ocasion, y el proyecto, ya que no se podia realizar, al menos que se conozca y se admire.

Despues de dos ó tres bocanadas de humo, de toser y de escupir por una comisura, preguntó á Ben Zayb dándole una palmada sobre el muslo :

— ¿Usted ha visto patos?

— Me parece. .. los hemos cazado en el lago, respondió Ben Zayb estrañado.

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tagâ sa panahón