Capítulo 42: Los Esposos De Espadaña - Page 5 of 7

El marido sabía que alguna de estas cosas eran barbaridades, pero se callaba para que no le chillase y le echase en cara su tartamudez. Hízose la antojadiza para aumentar sus ilusiones de madre, y se dio por vestirse de colores, llenarse de flores y cintas y pasearse en bata por la Escolta, [9] pero, ¡oh desencanto!, pasaron tres meses y el sueño se evaporó, y no habiendo ya motivo para que el hijo no fuese revolucionario, se desistió del viaje. Dióse por consultar médicos, comadronas, viejas, etc., pero inútil, ella, que con gran descontento de Capitán Tiago se burlaba de S. Pascual Bailón, [10] no quería recurrir a ningún santo ni santa, por lo que le dijo un amigo de su marido:

- ¡Créame Ud., señora, es Ud. el único espíritu fuerte en este aburrido país!.

Sonrióse ella sin comprender lo que era espíritu fuerte, y a la noche, a la hora de dormir, se lo preguntó al marido.

- ¡Hija -contestó éste-, el e... espíritu fuerte que conozco es el amoníaco: mi amigo habrá hablado de re... retórica.

Desde entonces ella decía siempre que podía:

- Soy el único amoníaco en este aburridísimo país, hablando por retórica, así lo ha dicho el Sr. N. de N., peninsular de mucha categoría.

Cuanto decía se tenía que hacer; había llegado a dominar completamente a su marido, que por su parte no ofreció gran resistencia, llegando a convertirse en una especie de perrito faldero para ella. Si le incomodaba, no le dejaba pasear, y cuando se enfurecía de veras, le arrancaba la dentadura dejándole horrible por uno o más días según.

Se le ocurrió que su marido debía ser doctor en Medicina y Cirugía y así se lo manifestó.

- ¡Hija!, ¿quieres que me prendan? –preguntó espantado.

- ¡No seas tonto y déjame arreglarlo! –contestó-; no irás a curar a nadie, pero quiero que te llamen doctor y a mi doctora, ea!.

Y al día siguiente Rodoreda recibió el encargo de grabar en una loza de mármol negro: DR. DE ESPADAÑA, ESPECIALISTA DE TODA CLASE DE ENFERMEDADES.

Toda la servidumbre les ha de dar los nuevos títulos, y a consecuencia de esto se aumentó el número de flequillos, la capa de polvos de arroz, las cintas y encajes, y miró con más desdén que nunca a sus pobres y poco afortunadas paisanas, cuyos maridos eran de menos categoría que el suyo. Cada día sentía significarse y elevarse más, y a seguir este camino, al cabo de un año se creería de origen divino.

Estos sublimes pensamientos no impedían, sin embargo, que cada día fuese más vieja y ridícula. Toda vez que Capitán Tiago se encontraba con ella y se acordaba de haberle hecho en vano el amor, mandaba acto continuo un peso a la iglesia para una misa en acción de gracias. A pesar de esto, Capitán Tiago respetaba mucho al marido por el título de especialista en toda clase de enfermedades y escuchaba con atención las pocas frases que él en su tartamudez conseguía pronunciar. Por esto y porque este doctor no visitaba a todo el mundo como los otros médicos, le escogió Capitán Tiago para asistir a su hija.

[9] La calle Escolta fue hasta la segunda mitad del siglo XX la de más comercio y elegancia de Manila, y en tiempos se usaba como lugar de paseo donde ir a ver y ser visto. Su esplendor e importancia decayeron rápidamente con el desarrollo del centro comercial de Makati a donde migraron los negocios más importantes. En los años anteriores a la segunda guerra mundial se construyeron en Escolta notables edificios modernistas de los que queda todavía alguno como el edificio Samanillo cerca de la iglesia de Santa Cruz.

[10] San Pascual Bailón es abogado de las mujeres estériles. Hay una famosa romería en honor de San Pascual Bailón que se celebra en Obando, un pueblo en la provincia de Bulacan -literalmente 'sitio de algodón,-' al norte de Manila, a la que todavía acuden muchas mujeres sin hijos, incluso de Manila, a bailar delante de la imágen del santo en procesión en la creencia que el rito las hará fértiles.

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kabiláng daigdig