Capítulo 41: Dos Visitas - Page 2 of 2
Éste, al verse sólo, perdió el continente sereno que había conservado en presencia del piloto y el dolor se manifestó en su semblante.
- ¡Yo, yo la he martirizado! –murmuró.
Vistióse rápidamente y descendió las escaleras.
Un hombrecito, vestido de luto, con una gran cicatriz en la mejilla izquierda, le saludó humildemente, parándole en su camino.
- ¿Qué queréis? –le preguntó Ibarra.
- Señor, yo me llamo Lucas, soy el hermano del que murió ayer.
- ¡Ah!. Os doy el pésame.. y ¿bien?.
- Señor, quiero saber cuándo vais a pagar a la familia de mi hermano.
- ¿Pagar? –repitió el joven sin poder reprimir su disgusto-; ya hablaremos de esto. Volved esta tarde que hoy tengo prisa.
- ¡Decid solamente cuánto queréis pagar! –insistió Lucas.
- ¡Os he dicho que hablaremos otro día, hoy no tengo tiempo! –dijo Ibarra impaciente.
- ¿No tenéis tiempo ahora, señor? –preguntó con amargura Lucas, poniéndose delante-; ¿no tenéis tiempo para ocuparos de los muertos?.
- ¡Venid esta tarde, buen hombre! –repitió Ibarra conteniéndose-; hoy tengo que ver una persona enferma.
- ¡Ah!, y ¿por una enferma olvidáis a los muertos?. ¿Creéis que porque somos pobres...?.
Ibarra le miró y le cortó la palabra.
- ¡No pongáis a prueba mi paciencia! –dijo y siguió su camino, Lucas se le quedó mirando con una sonrisa llena de odio.
- ¡Se conoce que eres el nieto del que puso a mi padre al sol! –murmuró entre dientes-. ¡Aún tienes la misma sangre!.
Y cambiando de tono añadió:
- Pero, si pagas bien... ¡amigos!.