Capítulo 28: Correspondencias - Page 3 of 3

“El Alcalde de la Provincia ha llegado esta tarde con objeto de solemnizar con su presencia la ceremonia de mañana. Ha deplorado el malestar del distinguido propietario señor Ibarra, que gracias a Dios, según se nos ha dicho, ya está mejor.

“Esta noche hubo procesión solemne, pero de esto hablaré en mi carta de mañana, porque, además de los bombazos que me han aturdido y vuelto algo sordo, estoy muy cansado y me caigo de sueño. Mientras, pues, recupero fuerzas en los brazos de Morfeo, o sea en el catre del convento, [25] deseo a Ud. mi distinguido amigo, buenas noches y hasta mañana que será el gran día.

Su afmo. amigo q.b.s.m.

“S. Diego 11 de noviembre.

El corresponsal”.

Esto escribía el bueno del corresponsal. Veamos ahora qué escribía Capitán Martín a su amigo Luis Chiquito.

“Querido Choy: Ven corriendo si puedes que la fiesta es muy alegre; figúrate que Capitán Joaquín está casi desbancado: Capitán Tiago le ha doblado tres veces y las tres en puertas, con lo que Cabezang Manuel, [26] el dueño de la casa, se vuelve cada vez más pequeño de alegría. El P. Dámaso rompió de un puñetazo una lámpara porque hasta ahora no ha ganado una carta; el Cónsul ha perdido en sus gallos y en la banca todo lo que nos ha ganado en la fiesta de Biñang y en la Pilar de Sta. Cruz. [27]

“Esperábamos que Capitán Tiago nos trajese a su futuro yerno, el rico heredero de D. Rafael, pero parece que quiere imitar a su padre porque ni siquiera se ha dejado ver. ¡Lástima!. Parece que no será nunca de provecho.

“El chino Carlos está haciendo una gran fortuna con el liam-pó; sospecho que lleva algo oculto, tal vez un imán: se queja continuamente de dolores de cabeza que lleva vendada, y cuando el cubo del liam-pó se para poco a poco, entonces se inclina casi hasta tocarle, como si lo quisiese bien observar. Estoy escamado porque sé otras historias parecidas.

“Adiós, Choy; mis gallos van bien y mi mujer está alegre y se divierte.

“Tu amigo

Martín Aristorenas”.

Ibarra había recibido también un billetito perfumado, que Andeng, la hermana de leche de María Clara, le había entregado la noche del primer día de la fiesta. El billete decía:

“Crisóstomo: Hace más de un día que no te dejas ver; he oído que estás algo enfermo, he rezado por ti y encendido dos cirios por más que papá dice que no estás enfermo de gravedad. Anoche y hoy me han aburrido mandándome tocar el piano e invitándome a bailar. ¡No sabía que hubiese tantos fastidiosos en la tierra!. Si no fuera por el P. Dámaso, que procura distraerme contando y diciéndome muchas cosas, me habría encerrado en mi alcoba para dormir. Escríbeme qué tienes pues diré a papá que te visite. Por ahora, te envío a Andeng, para que te haga té: ella lo sabe cocer bien y acaso mejor que tus criados.

María Clara

“P.D. Si no vienes mañana, no iré yo a la ceremonia. Vale”.

[25] No solía haber alojamiento para extraños en la mayoría de los pueblos fuera de Manila. La costumbre era que los españoles se alojaran en el convento local, que solía ser muy espacioso, y los del país en el tribunal o ayuntamiento.

[26] Así se solía llamar a las cabezas o capitanes de barangay.

[27] Desde tiempos de antes de Rizal, Santa Cruz es la cabecera o capital de la provincia de Laguna. Al nordeste de Calamba, está también a orilla del lago. Ver mapa satélite.

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kumákain sa íisáng pinggán