Capítulo 28: Correspondencias

Cada uno habla de la feria

como le va en ella

NO HABIENDO SUCEDIDO nada importante para nuestros personajes, ni en la noche de la víspera ni al siguiente día, saltaríamos gustosos al último, si no consideramos que acaso algún lector extranjero desearía conocer cómo celebran sus fiestas los filipinos. Para esto copiaremos al pie de la letra varias cartas, una de ellas la del corresponsal de un serio y distinguido periódico de Manila, venerable por su tono y alta severidad. Nuestros lectores rectificarán algunas ligeras y naturales inexactitudes.

El digno corresponsal del noble periódico escribía así:

“Sr. Director...

“Mi distinguido amigo: Jamás presencié ni espero ver en provincias, fiesta religiosa tan solemne, espléndida y conmovedora como la que se celebra en este pueblo por los M.M.R.R. y virtuosos P.P. Franciscanos. [16]

”La concurrencia es grandísima: aquí he tenido la felicidad de saludar a casi todos los españoles, residentes en esta provincia, a tres R.R.P.P. Agustinos de la Provincia de Batangas, [17] a dos R.R.P.P. Dominicos, uno de ellos el M.R.P. Fr. Hernando de la Sibyla que con su presencia ha venido a honrar este pueblo, lo cual no deben olvidar jamás sus dignos habitantes. He visto también a gran número de principales de Cavite, Pampanga, a muchos ricos de Manila, y muchas bandas de música, entre ellas la refinadísima de Pagsanjan, propiedad del Sr. Escribano, Don Miguel Guevara, y a multitud de chinos e indios, que con la curiosidad que caracteriza a los primeros y religiosidad de los últimos, esperaban con ansia el día en que había de celebrarse la solemne fiesta, para asistir al espectáculo cómico-mímico-lírico-coreográfico-dramático, para cuyo fin se había levantado un gran y espacioso tablado en medio de la plaza.

“A las nueve de la noche del día diez, la víspera de la fiesta, después de la opípara cena con que nos obsequió el Hermano Mayor, llamaron la atención de cuantos españoles y frailes estábamos en el convento, los acordes de dos músicas que con acompañamiento de apiñada multitud y al ruido de cohetes y bombazos, y precedidas por los principales del pueblo, venían al convento para sacarnos y conducirnos al sitio preparado y destinado para nosotros a fin de presenciar el espectáculo.

“Tuvimos que ceder a tan galante ofrecimiento por más que yo hubiera preferido descansar en los brazos de Morfeo y dar grato reposo a mis doloridos miembros, gracias a las sacudidas del vehículo que nos proporcionó el gobernadorcillo del pueblo de B. [18]

“Bajamos pues, y fuimos a buscar a nuestros compañeros que cenaban en la casa que aquí tiene el piadoso y opulento D. Santiago de los Santos. El cura del pueblo, el M.R.P. Fr. Bernardo Salví, y el M.R.P. Fr. Dámaso Verdolagas, que ya está por especial favor del Altísimo restablecido de la dolencia, que mano impía sobre él causara, en compañía del M.R.P. Fr. Fernando de la Sibyla y el virtuoso cura de Tanauán [19] con otros españoles más, eran los invitados en casa del Creso filipino. Allí hemos tenido la dicha de admirar, no solamente el lujo y el buen gusto de los dueños de la casa, que no es común entre los naturales, sino también a la preciosa, bellísima y rica heredera, que demostró ser una consumada discípula de Sta. Cecilia tocando en su elegante piano, con una maestría que me hizo recordar a la Gálvez, las mejores composiciones alemanas e italianas. Lástima que tan perfecta señorita sea tan excesivamente modesta y oculte sus méritos a la sociedad que para ella sólo tiene admiraciones. No debo dejar en el tintero que en casa del anfitrión nos hicieron tomar champaña y finos licores con la profusión y esplendidez que caracterizan al capitalista conocido.

“Asistimos al espectáculo. Ud. conoce ya a nuestros artistas Ratia, Carvajal y Fernández; sus gracias sólo fueron comprendidas por nosotros, pues la clase no ilustrada no pescó de ello ni una jota. Chananay y Balbino, bien aunque algo ronquillos: el último soltó un pollito pero en conjunto y buena voluntad admirable. A los indios, sobre todo al gobernadorcillo, gustó mucho la comedia tagala: éste último se frotaba las manos y nos decía que era una lástima que no hubiesen hecho pelear a la princesa con el gigante que la había robado, lo cual en su opinión habría sido más maravilloso, y más, si el gigante llegaba a ser invulnerable menos en el ombligo, como un tal Ferragús de que hablaba la Historia de los Doce Pares. El M.R.P. Fr. Dámaso, con esa bondad de corazón que le distingue, participaba de la opinión del gobernadorcillo y añadía que en tal caso la princesa ya se arreglaría para descubrirle al gigante su ombligo y darle el golpe de gracia.

[16] Con referencia a los títulos que se dan a los clérigos de una orden religiosa, las siglas 'M,' 'R' y 'P' significan respectivamente 'Muy,' 'Reverendo' y 'Padre;' para indicar plural se usan dos, por lo que M.M.R.R. significa 'Muy Reverendos,' etc.

[17] Provincia a unos 100 km al sur de Manila con dos hermosas bahías, Baláyan y Batangas, mirando a la isla de Mindoro más al sur. Se mencionan en el párrafo también Cavite y Pampanga. Cavite era ciudad, hoy ciudad y provincia, en la costa de la bahía de Manila a dos leguas de navegación de Manila. Fué puerto y base militar de importancia y es uno de los pocos sitios donde todavía se habla chabacano, mezcla local de vocabulario y gramática español y tagalog. Pampamga es provincia como a 80 kms al norte de Manila en una gran llanura. Ver mapa satélite.

[18] Posiblemente Biñán, es el único pueblo con inicial 'B' entre Manila, desde donde vendría el corresponsal, y Calamba, pueblo natal de Rizal que representa como el ficticio San Diego. Ver mapa satélite.

[19] Pueblo más al sur de Calamba a cierta altura en las faldas del Monte Makiling que también domina a Calamba. Hoy pertenece a la provincia de Batangas.

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kabagáng