Capítulo 26: La Víspera De La Fiesta - Page 2 of 4

Allá en la plaza se ha levantado el tablado, escenario de caña, nipa y madera: allí dirá maravillas la comedia de Tondo y competirá con los dioses en milagros inverosímiles: allí cantará y bailará Marianito, Chananay, Balbino, Ratia, Carvajal, Yeyeng, Liceria, etc. [5] El filipino gusta del teatro y asiste con pasión a las representaciones dramáticas; oye silencioso el canto, admira el baile y la mímica, no silba pero tampoco aplaude. ¿No le gusta la representación?. Pues masca su buyo o se marcha sin turbar a los otros que acaso encuentren gusto en ello. Sólo algunas veces aúlla el bajo pueblo cuando los actores besan o abrazan a las actrices, pero no pasa de ahí. En otro tiempo se representaban únicamente dramas; el poeta del pueblo componía una pieza que necesariamente había de haber combates a cada dos minutos, un jocoso y metamorfosis terrorífica. Pero desde que los artistas de Tondo se pusieron a pelear cada quince segundos, tuvieron dos jocosos y dieron en cosas más inverosímiles aún, mataron a sus colegas provincianos. El gobernadorcillo era aficionado a ello y escogió de acuerdo con el Cura la comedia 'El príncipe Villardo o los clavos arrancados de la infame cueva,' pieza con magia y fuegos artificiales.

De tiempo en tiempo repican las campanas, las mismas campanas aquellas que diez días antes tan tristemente doblaban. Ruedas de fuego y morteretes atruenan el aire: el pirotécnico filipino, que aprendió su arte sin maestro ninguno conocido, va a desplegar sus habilidades, prepara toros, castillos de fuego con luces de Bengala, globos de papel inflados con aire caliente, ruedas de brillantes, bombas, cohetes, etc.

¿Resuenan lejanos acordes?. Pues ya corren los muchachos precipitadamente hacia las afueras de la población para recibir a las bandas de música. Son cinco las alquiladas, además de tres orquestas. La música de Pagsanghan, propiedad del escribano no debe faltar, ni la del pueblo S.P. de T., [6] célebre entonces porque la dirigía el maestro Austria, el vagabundo cabo Mariano que lleva, según dicen, la fama y la armonía en el extremo de su batuta. Los músicos elogian su marcha fúnebre “El Sauce”, y deploran que no haya tenido educación musical pues con su genio habría dado gloria a su país.

La música entra en el pueblo tocando alegres marchas, seguida de chicos harapientos o medio desnudos: quién viste la camisa de sus hermanos, quién los pantalones de su padre. Tan pronto como la música ha cesado, ya la saben de memoria, la tararean, la silban con rara afinación, ya dan su juicio.

Entretanto van llegando en carromatas, calesas o coches los parientes, los amigos, los desconocidos, los tahúres con sus mejores gallos, con sacos de oro, dispuestos a arriesgar sus fortunas sobre el tapete verde o dentro de la rueda de la gallera.

- ¡El alférez tiene cincuenta pesos cada noche! [7] –murmura un hombre pequeñito y rechoncho al oído de los recién llegados-; Capitán Tiago va a venir y pondrá banca: Capitán Joaquín trae diez y ocho mil. Habrá liam-pó: el chino Carlos lo pone con un capital de diez mil. De Tanauan, Lipa y Batangas así como de Sta. Cruz vienen grandes puntos. ¡Va a ser en grande!. Va a ser en grande. Pero tomen Uds, chocolate. Este año no nos pelará Capitán Tiago como el pasado: no ha costeado más que tres misas de gracia y yo tengo un mutyâ [8] de cacao. ¿Y cómo está la familia?.

- ¡Bien, bien!. ¡Gracias! -contestaban los forasteros-: y ¿el P. Dámaso?.

- El P. Dámaso predicará por la mañana y tallará con nosotros por la noche.

- ¡Mejor, mejor!. ¡No hay entonces peligro ninguno!.

- ¡Seguros, estamos seguros!. ¡El chino Carlos suelta además!.

El hombre rechoncho hace con sus dedos ademán como quien cuenta monedas.

[5] Rizal menciona artistas de teatro y zarzuela en la Filipinas de fines del XIX y principios del XX. Merece mención Yeyeng, nombre artístico de Práxedes Fernández, que se ganó la fama y cariño del público al que cautivaba por su naturalidad y genio de artista. Discípula de la española Elisea Raguer, protagonizó el estreno de 'Sólo entre las sombras' de Claro María Recto en julio de 1917. La obra, muy polémica, tiene de trasfondo el drama creado por las tensiones entre la cultura tradicional hispana y la impuesta por las autoridades de Estados Unidos a partir de 1898. Nick Joakin, escritor y crítico de nuestro tiempo, escribió un comentario a la obra de Recto donde examina la triste suerte de la literatura filipina en el tránsito de español a inglés. Se puede leer en A propósito de una obra de Recto.

[6] Pagsanján es un pueblo pintoresco al exteremo sur de la Laguna de Bay, el 'lago' de la novela de Rizal. Tiene el nombre del rio más caudaloso de los que desembocan en la laguna. Hoy es famoso por sus cascadas rio arriba y los rabiones de agua blanca que se pueden bajar en barcas nativas labradas en un tronco de árbol dirigidas por hábiles 'bangkeros' que las hacen maniobrar usando remos cortos y hasta patadas a las piedras administradas con equilibrio admirable y certera puntería.
S. P. de T. es San Pedro de Tunasan, un pueblo unos 25 kms al sur de la ciudad murada de Manila. Hoy dia es una población de poca monta eclipsada por el tremendo desarrollo de las ciudades de Muntinglupa, antaño un barrio de San Pedro, y Alabang, antaño un barrio de Muntinglupa. Ver mapa satélite.

[7] Cantidad recogida a escote de entre los empresarios y entregada al alférez para asegurar que las festividades, incluídas las menos regulares, se desarrollen sin contratiempo.

[8] Durezas que se encuentran en frutas y peces y que se usan como amuleto.

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