Capítulo 1: Una Reunión - Page 6 of 6

Habían llegado otras personas, entre ellas un viejo español, cojo, de fisonomía dulce e inofensiva, apoyado en el brazo de una vieja filipina, llena de rizos y pinturas y vestida a la europea.

El grupo les saludó amistosamente; el Doctor De Espadaña y su señora, la doctora Dª. Victorina [22] se sentaron entre nuestros conocidos. Se veían algunos periodistas, almaceneros saludarse, discurrir de un lado a otro sin saber que hacer.

- ¿Pero me puede Ud. decir, Sr. Laruja, qué tal es el dueño de la casa? –preguntó el joven rubio-. Yo todavía no le he sido presentado.

- Dicen que ha salido: yo tampoco lo he visto.

- ¡Aquí no hay necesidad de presentaciones! –intervino Fr. Dámaso-. Santiago es un hombre de buena pasta.

- Un hombre que no ha inventado la pólvora -añadió Laruja.

- ¡También Ud., Sr. Laruja! – exclamó con meloso reproche Dª. Victorina abanicándose-. ¿Cómo podía el pobre inventar la pólvora si, según dicen, la habían inventado ya los chinos siglos hace?.

- ¿Los chinos?. ¿Está Ud. loca? –exclamó Fr. Dámaso- ¡Quite Ud.!. ¡Lo ha inventado un franciscano, uno de mi orden, Fr. no sé cuántos Savalls en el siglo... siete!. [23]

- ¡Un franciscano!. Bueno, ése habrá estado de misionero en China, ese P. Savalls –replicó la señora que no dejaba así sus ideas.

- Schwartz querrá Ud. decir, señora –repuso F. Sibyla sin mirarla. [24]

- No lo sé; Fr. Dámaso ha dicho Savalls; ¡yo no hago más que repetir!.

- ¡Bien!. Savalls o Chevás, ¿qué más da?. ¡Por una letra no se queda chino! –replicó malhumorado el franciscano.

- Y en el siglo catorce, no en el siete –añadió el dominico en tono de correctivo, como para mortificar el orgullo del otro.

- ¡Bueno, un siglo más o un siglo menos tampoco le hace dominico!.

- ¡Hombre, no se enfade V.R.! –dijo el P. Sibyla sonriendo-. Tanto mejor que lo haya inventado él; así les ha ahorrado de ese trabajo a sus hermanos.

- Y, ¿dice Ud., Padre Sibyla, que fue eso en el siglo catorce? –preguntó con gran interés Dª. Victorina-. ¿Antes o después de Cristo?.

Felizmente para el preguntado, dos personajes entraron en la sala.

[19] Posible alusión al general Emilio Terrero que fué Capitán General de Filipinas cuando Rizal volvió de Europa a su tierra.

[20] Se refiere al asesinato en palacio del gobernador Bustamante en 1719. Bustamante se ganó las iras del clero porque confiscó, con mejor o peor razón, el cargamento de dos galeones con mercancías de Méjico en pago a impuestos evadidos y porque intentó requisar documentos que el notario del reino había salvaguardado en la catedral y por lo tanto sujetos del derecho a asilo. Sus políticas draconianas también le ganaron la enemistad de principales y del pueblo llano, sorda al principio hasta que un tumulto encabezado por religiosos de varias órdenes se dirigió al palacio del gobernador a reclamar, a lo que éste hizo frente con armas. Al fin recibió varias puñaladas de las que murió en pocas horas, lo mismo que su hijo, militar, que salió a defenderle.

[21] El P. Sibyla usa aquí términos muy bien definidos de filosofía escolástica, escrita y enseñada en lengua latina, en la que sobresalieron los dominicos, la orden a la que pertenecía el P. Sybila. Es de notar sin embargo que el argumento del P. Sybila es de una lógica tan formalmente correcta cuanto es artificiosa, una manera de exagerar los rasgos del personaje en el artificio litarario de Rizal. Per se significa 'en sí', ad irato 'con ira', ex ore 'con la boca', in corde 'en el corazón', 'in mente 'en la mente' y per accidens 'accidentalmente.'

[22] El llamar a Dña. Victorina 'doctora' no quiere decir necesariamente que lo fuera, sino solamente esposa del Dr. de Espadaña. Como a tal, la correspondía el apelativo de doctora en sociedad. La manera como el Dr. de Espadaña adquirió el título y la historia de su matrimonio con Dña Victorina se cuentan en varios capítulos más adelante.

[23] Otra pincelada más aplicada sutilmente por Rizal para seguir caracterizando a Fr. Dámaso. La orden franciscana se fundó en siglo XIII, no en el VII como pretende el ignorante fraile.

[24] Bertoldo Swartz, o Chavás como translitera la lengua dura de Fr. Dámaso a continuación, monje alemán del siglo XIV a quien se le atribuye la invención de la pólvora en Europa.

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