Capítulo 39: Conclucion - Page 5 of 8

—Dios le perdonará á usted, señor... Simoun, dijo; sabeque somos falibles, ha visto lo que usted ha sufrido, y al per-mitir que usted halle el castigo de sus culpas recibiendo lamuerte de mano de los mismos que ha instigado, podemos verSu infinita misericordia! Él ha hecho abortar uno á uno susplanes, los mejor concebidos, primero con la muerte de MaríaClara, despues por una imprevision, y despues misteriosa-mente... ¡acatemos Su voluntad y démosle gracias!

-- Segun usted, contestó débilmente el enfermo, su voluntadsería que estas islas...

—Continuasen en el estado en que gimen? concluyó el clérigoviendo que el otro se detenía. No lo sé, señor; no leo en elpensamiento del Inescrutable! Sé que no ha abandonado á lospueblos que en los momentos supremos se confiaron á Él y Lehicieron Juez de su opresion; sé que Su brazo no ha faltadonunca cuando, pisoteada la justicia y agotado todo recurso, el oprimido coge la espada y lucha por su hogar, por su mujer,por sus hijos, por sus inalienables derechos que, como dice elpoeta aleman, brillan inquebrantables é incólumes allá en laaltura como las mismas eternas estrellas! No, Dios que es lajusticia, no puede abandonar Su causa, la causa de la libertadsin la cual no hay justicia posible!

— ¿Por qué entonces me ha negado su apoyo? preguntó lavoz del enfermo, llena de amarga queja.

Porque usted ha escogido un medio que Él no podíaaprobar! respondió el sacerdote con voz severa: la gloria desalvar á un pais no la ha de tener el que ha contribuido á causarsu ruina! Usted ha creido que io que el crimen y la iniquidadhan manchado y deformado, otro crímen y otra iniquidadpodían purificar y redimir! Error! El odio no crea más quemonstruos, el crímen, criminales; sólo el amor lleva á caboobras maravillosas, solo la virtud puede salvar! No; sinuestro país ha de ser alguna vez libre, no lo será por el vicioy el crímen, no lo será corrompiendo á sus hijos, engañando áunos, comprando á otros, no; redencion supone virtud, virtud,sacrificio y sacrificio, amor!

— Bien! acepto su explicacion contestó el enfermo despues deuna pausa; me he equivocado, pero, porque me he equivocado,¿ese Dios ha de negar la libertad á un pueblo y ha de salvar áotros mucho más criminales que yo? ¿qué es mi error al lado delcrimen de los gobernantes? Por qué ese Dios ha de tener más encuenta mi iniquidad que los clamores de tantos inocentes? Porqué no me ha herido y despues hecho triunfar al pueblo? Porqué dejar sufrir á tantos dignos y justos y complacerse inmóvilen sus torturas ?.

— Los justos y los dignos deben sufrir para que sus ideas seconozcan y se estiendan! Hay que sacudir ó romper los vasospara derramar su perfume, hay que herir la piedra para quesalte la luz! Hay algo providencial en las persecuciones de lostiranos, señor Simoun!

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buláng-gugò