Capítulo 31: El Alto Empleado - Page 2 of 3

La intervencion del alto empleado en favor de Basilio. envez de hacerle bien, le perjudicó. Hacía tiempo que entre elempleado y S. E. había cierta tirantez, ciertos disgustos,aumentados por dimes y diretes. S. E. se sonrió nerviosamentey contestó:

—Sí? pues razon de más para que continúe preso ; un añomás de carrera, en vez de hacerle daño,, le hará bien, á él y átodos los que despues caigan en sus manos. Por mucha prácticano es uno mal médico. Razon de más para que se quede! Yluego dirán los reformistas filibusterillos que nosotros no noscuidamos del pais! añadió S. E. riendo sarcásticamente.

El alto empleado comprendió su falta y tomó á pecho lacausa de Basilio.

—Pero es que ese joven me parece el más inocente detodos, repuso con cierta timidez.

—Se le han ocupado libros, contestó el secretario.

—Sí, obras de Medicina y folletos escritos por peninsulares...aun sin cortar las hojas... y ¿qué quiere eso decir? Ademas, esejoven no ha estado en el banquete de la pansiteria, ni se hametido en nada... Como dije, es el más inocente...

—¡Mejor que mejor! exclamó alegremente S. E.; así elcastigo resulta más saludable y ejemplar como que infundemás terror ! Gobernar es obrar así, señor mío; hay quesacrificar muchas veces el bien de uno por el bien de muchos...Pero yo hago más : del bien de uno, saco el bien de todos,salvo el principio de autoridad que peligra, el prestigio serespeta y se mantiene. Con este acto mio corrijo errores depropios y estraños !

Hizo un esfuerzo para contenerse el alto empleado, y desen-diéndose de las alusiones, quiso apelar á otro medio.-- Pero V. E. no terne.. la responsabilidad?

—¿Qué he de temer? interrumpió el General impaciente; ¿nodispongo yo de poderes discrecionales? no puedo hacer lo queme dé la gana para el mejor gobierno de estas islas? Qué tengoque temer? Puede acaso un criado acusarme ante los tribunals y pedirme responsabilidad? Ca! Y aunque dispusiera de medios,tendría antes que pasar por el Ministerio, y el Ministro...

Hízo un gesto con la mano y se echó á reir.

—El Ministro que me nombró, sabe el diablo donde está, yse tendrá por honrado con poderme saludar cuando vuelva! Elactual, á ese me le paso... y tambien se lo llevará pateta... Elque le sustituya se verá tan apurado con su nuevo cargo y nose podrá ocupar de bagatelas. Yo, señor mio, no tengo más quemi conciencia, obro segun mi conciencia, mi conciencia estásatisfecha, y me importan un comino los juicios de fulanozutano. Mi conciencia, señor mio, mi conciencia!

— Sí, mi General, pero el pais...

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matánimin