Capítulo 26: Pasquinadas - Page 3 of 6

Algo más tranquilo, Basilio se aventuró á averiguar máspromenores. Todo lo que pudo saber era que se encontraronpasquines en las puertas de la Universidad, pasquines queel Vice Rector mandó arrancar para enviarlos al GobiernoCivil. Decían que estaban llenos de amenazas, degüello, inva-sion y otras bravatas.

Sobre este hecho hacían los estudiantes sus comentarios.Las noticias venian del conserje, éste las tenía de un criado deSto. Tomás, quien á su vez las supo de un capista. Pronosti-caban futuros suspensos, prisiones etc. y se designaban los queiban-á ser víctimas, naturalmente los de la Asociacion.

Basilio recordó entonces las palabras de Simoun: El dia enque puedan deshacerse de usted.... Usted no terminará sucarrera...

— Si sabrá algo? se preguntó; veremos quien puede más.

Y recobrando su sangre fría, para saber á qué atenerse y ála vez para gestionar su licenciatura, Basilio se encaminó á laUniversidad. Tomó por la calle de Legazpi, siguió la del Beaterioy al llegar al ángulo que forma ésta con la calle de la Solana,observó que efectivamente algo importante debía haber ocurrido.

En vez de los grupos alegres y bulliciosos de antes, en lasaceras se veían parejas de la Guardia Veterana haciendocircular á los estudiantes, que salían de la Universidad silen-ciosos unos, taciturnos, irritados otros, estacionaban á ciertadistancia ó se volvian á sus casas. El primero con quien seencontró fué Sandoval. En vano le llamó Basilio ; parecia quese había vuelto sordo.

— Efectos del temor en los jugos gastro-intestinales! pensóBasilio.

Despues se encontró con Tadeo que tenía cara de Pascuas.Al fin la cuacha eterna parecía realizarse.

—¿Qué hay, Tadeo?

— ¡Que no tendremos clase, lo menos por una semana,chico! sublime! magnífico!

Y se frotaba las manos de contento.

— Pero ¿qué ha pasado?

—Nos van á meter presos á los de la Asociacion!

— Y estás alegre?

—¡No hay clase, no hay clase! y se alejó no cabiendo en síde alegría.

Learn this Filipino word:

nagharì ang katáhimikan