Capítulo 2: Bajo-Cubierta - Page 6 of 6

Pero en aquella lucha recibió Florentino una herida de la que jamás se curó : semanas antes de su primera misa, la mujer que más había amado se casó con un cualquiera, de desesperacion ; aquel golpe fué el más rudo que sintiera jamás; perdió su energía moral, la vida le fué pesada é insoportable. Si no la virtud y el respeto á su estado, aquel amor desgraciado le salvó de los abismos en que caen los curas regulares y seglares en Filipinas. Dedicóse á sus feligreses por deber, y por aficion, á las ciencias naturales.

Cuando acontecieron los sucesos del setenta y dos, temió el P. Florentino que su curato por los grandes beneficios queren día llamase la atencion sobre él, y pacífico antes que todo solicitó su retiro, viviendo desde entonces como particular enlos terrenos de su familia, situados á orillas del Pacífico. Allí adoptó á un sobrino, á Isagani, segun los maliciosos hijo suyo con su antigua novia cuando enviudó, hijo natural de una prima suya en Manila segun los más serios y enterados.

El Capitan del vapor había visto al clérigo é instádole áque entrára en la cámara y subiese sobre-cubierta. Para deci-dirle había añadido :

— Si usted no va, los frailes creerán que no quiere reunirse con ellos.

El P. Florentino no tuvo más remedio que aceptar y mandó llamar á su sobrino para enterarle de lo que sucedía y recomendarle no se acercase á la cámara mientras estuviese allí.

— Si te ve el Capitan, te va á invitar y abusaríamos de su bondad.

— ¡ Cosas de mi tío ! pensaba Isagani ; todo es para que no tenga motivos de hablar con doña Victorina.

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waláng susì ang bibíg