Capítulo 18: Supercherias - Page 6 of 7

— Ay! dijo agitándose con desconsuelo; yo amaba á unajoven, hija de un sacerdote, pura como la luz, como el lotocuando se acaba de abrir! El joven sacerdote de Abydos lacodiciaba tambien, y urdió un motin valiéndose de mi nombrey merced á unos papiros mios que sonsacó á mi amada. El motinestalló en el momento en que Cambyses volvía furioso de losdesastres de su desgraciada campaña. Fuí acusado de rebelde,preso, y habiéndome escapado, en la persecucion fuí muertoen el lago Mceris... Yo ví desde la eternidad triunfar á la im-postura, veo al sacerdote de Abydos perseguir noche y día álavirgen refugiada en un templo de Isis en la isla de Philoe...yo le veo perseguirla y acosarla hasta en los subterráneos, vol-verla loca de terror y de sufrimiento, como un gigantesco mur-ciélago á una blanca paloma... Ah! sacerdote, sacerdote deAbydos! vuelvo á la vida para revelar tus infamias, y despuesde tantos años de silencio te llamo asesino, sacrílego, calum-niador!!

Una carcajada seca, sepulcral siguió á estas palabras mien-tras una voz ahogada respondía :

— No! piedad..!

Era el P. Salví que rendido por el terror estendía ambasmanos y se dejaba caer.

— ¿Qué tiene V. R. P. Salví? Se siente mal? preguntó elP. Irene,

— Es el calor de la sala...

— Es el olor á muerto que aquí se respira...

— ¡Asesino, calumniador, sacrílego! repetía la cabeza; teacuso, asesino, asesino, asesino!

Y resonaba otra vez la carcajada seca, sepulcral y amenaza-dora como si absorta la cabeza en la contemplacion de susagravios no viese el tumulto que reinaba en la sala. El P. Salvíse había desmayado por completo.

— Piedad! vive todavía!.. repitió el P. Salví y perdió cono-cimento. Estaba pálido como un muerto. Otras señoras creyerondeber desmayarse tambien y así lo hicieron.

—Delira... P. Salví !

— Ya le decía que no comiese la sopa de nido de golondrina!decía el P. Irene; eso le ha hecho mal.

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bahid-dungis