Capítulo 13: La Clase De Fisica - Page 4 of 8

—Concedo antecedentem, repitió el catedrático sonriendomaliciosamente; ergo, puedo raspar el azogue de un espejode cristal, sustituirlo por un pedazo de bibinka y siempre ten-dremos el espejo, ja? ¿Qué tendremos?

El joven miró á sus inspiradores y viéndolos atónitos y sinsaber qué decir, se dibujó en su cara el más amargo reproche.Deus meus, Deus meus, pare dereliquiste m e, decían los atribuladosojos mientras que sus labios murmuraban : linintikan! En vanotosía, estiraba la pechera de su camisa, se apoyaba sobre unpié, luego sobre otro, no encontraba solucione

—Vamos, ¿qué tenemos? repetía el catedrático gozándoseen el efecto de su argumento.

—La bibinka! soplaba Juanito Pelaez, la bibinka!

—¡Cállate, bobo! gritó al fin desesperado el joven que queríasalir del apuro trasformándolo en querella.

—¡A ver, Juanito, si me resuelves la cuestion! preguntóentonces el catedrático á Pelaez.

Pelaez, que era uno de sus favoritos, se levantó lentamenteno sin dar antes un codazo á Plácido Penitente, que era el quele seguía por orden de lista. El codazo quería decir :

—¡Atencion y apúntame!

—Nego consecuentiam, Padre! contestó resueltamente.

—¡Hola, pues probo consecuentiam! Per te, la superficie puli-mentada constituye la esencia del espejo...

—iNego supposituin! interrumpió Juanito al sentir que Plácidole tiraba de la americana.

—Cómo? Per te...

—Nego !

— Ergo ¿tu opinas que lo que está detrás influye sobre loque está delante?

—iNego! gritó con más ardor todavía, sintiendo otro tironde su americana.

Juanito ó mejor Plácido que era el que le apuntaba, empleabasin sospechar la táctica china : no admitir al más inocenteextranjero para no ser invadido.-

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waláng balón ng salapî