Capítulo 12: Placido Penitente - Page 3 of 7

— Como era el primer día de clase, leyó la lista y señaló laleccion : sobre los espejos. Mira! desde aquí hasta allí, de memona, al pié de la letra... se salta todo este trozo y se da esto!

Y le indicaba con el dedo en la Física de Ramos los puntosque se tenían que aprender, cuando de repente saltó el libro porlos aires, merced á una palmada que le aplicó Juanito de abajoarriba.

— Hombre, déjate de lecciones, vamos á hacer día pichido!

Día pichido llaman los estudiantes de Manila al que encon-trándose entre dos de fiesta, resulta suprimido, como estrujadopor voluntad de los estudiantes.

— ¿Sabes tu que verdaderamente eres un bruto? replicófurioso Plácido recogiendo su libro y sus papeles.

— Vamos á hacer día pichido! repetía Juanito.

Plácido no quería: por dos menos no cierran una clase demás de ciento cincuenta. Se acordaba de las fatigas y econo-mías de su madre que le sustentaba en Manila privándose ellade todo.

En aquel momento entraban por la brecha de Sto Domingo.

—Ahora me acuerdo, exclama Juanito al ver la plazoletadelante del antiguo edificio de la aduana; sabes que estoyencargado para recoger la contribucion?

—Qué contribucion?

—La del monumento!

—Qué monumento?

—Toma! el del P. Baltasar ¿no lo sabías?

—Y ¿quién es ese P. Baltasar?

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bigáy-loób